Antes de comenzar, adviértote que este texto puede llegarte a causar muy mal sabor de boca, especialmente si tienes problemas existenciales. Pues bien, no estoy escribiéndolo con el fin de atacarte, sino de hacerte reaccionar.
Algunas veces he sufrido de ataques de amigos y cuates en cuanto a mi constante silencio e introversión. Y es que parece que no entienden que a veces tengo ganas de tenerme a mí mismo aslado del resto del mundo que gira y gira sin parar, parado yo en un punto en el cual estoy, digamos, en un trance íntimo.
Si bien disfruto del contacto con los demás, más bien en un grado personal -no importa si son conocidos o desconocidos-, hay momentos en los cuales disfruto de la tormenta que pasa por mi mente.
Dicha tormenta hace que concrete cosas que se me dictan en mis sueños, en mis momentos de soledad, en mis momentos de convivencia en sociedad, en mis momentos de estancia conmigo mismo.
Algunas personas pueden decir que es un "artefacto inventado por mí mismo para llamar la atención"... algunos otros pueden decir que "soy una persona que no disfruta de la vida en sociedad"... otros pueden decir que "soy una persona que no sabe convivir con la gente"... otros pueden decir que "definitivamente soy un alma perdida"... a fin de cuentas, me vale madre lo que los demás digan de mí.
Sólo una cosa puedo decir: disfruto mucho de los momentos que paso conmigo mismo.
Para ser concretos, describo a continuación algunos de los conceptos que he mencionado anteriormente.
Llamar la atención. En mi propio concepto y en lo que he aprendido del resto de la gente, se puede llamar la atención de mil maneras distintas. Puede ser gritando como estúpido en un antro, quedándosele viendo a una mujer, agitarse el pelo cuando alguien se le queda viendo a uno fijamente (cosa que hago constantemente ya que para mí mi pelo es tan importante como mi vida), hablando por el celular, trabajar con la notebook en un lugar público... en fin... Si, en algunas de ellas entro yo. Júzgame por atraer la atención de la gente.
Vida en sociedad. Definida principalmente por hablar con los demás de ellos mismos, de su ropa, de sus relojes, no importa si estás en tu oficina, en un restaurante de lujo o en los tacos de la esquina. Dícese en otras ocasiones de la comida con el jefe en la cual intercambias opiniones en cuanto a tu -o su- vida privada, su familia -o tu familia-, etcétera. Hay otras mil formas de describirlo, y puede que en algunas de ellas encaje yo. Bien, júzgame por vivir en sociedad.
Convivir con "la gente". Duh... ¿con qué tipo de gente? ...con tus amigos de antro, de estupideces. Con tus amigos del trabajo, del trabajo. Con tus vecinos, de las cuestiones del edificio en el que vives. Con tus amigos de la infancia, de las cosas que hicieron y dejaron de hacer. Con tus cuates, de lo buena que está la vieja que vive quién sabe dónde. Con tu familia, de tu familia.
Pues bien. Algunas de las cosas que he escrito las he escrito en mi cuaderno, en mi notebook o en mi memoria en lugares públicos. Algunas meseras y algunos bartenders han de pensar que estoy loco. Uno que otro cliente ha de pensar que quiero llamar la atención o que soy un honorable hombre de negocios trabajando de manera sui-géneris.
Los que quiero se merecen mi respeto por darme mi espacio. Los demás se pueden ir mucho rumbo a Timbuktú -que está un poco más allá de la chingada-.
Tú que estás leyendo esto puedes decir que estoy loco, pedo o me siento solo. Para mí tu opinión importa, porque por un motivo u otro te has dado tiempo de leer la sarta de estupideces que estoy escribiendo.
Siendo más concretos.
Es posible que te sientas como yo: un extraño en un mundo extraño, o rodeado de gente extraña, o de plano un pasajero por estos caminos trazados por el destino.
Todo tiene un motivo, y ese motivo primordial es el simple hecho de ser.
Muchas veces, los seres humanos sienten el deseo de expresarse y que el resto del mundo se joda. Muchos lo hacemos, otros no. Y aquellos que no lo hacen por timidez, por complejos o por que no se les dio la gana, han cometido un gran pecado: omitir el ser sí mismos.
Si bien para algunos cuantos psicólogos o psiquiatras tú puedes sufrir de una introversión extrema, de un aislamiento social cabrón o de algun otro menjurje que te impide ser tú mismo y demostrarte a tí mismo como eres, y si le crees porque no has aprendido a escucharte a tí mismo y descubrir en tí mismo de lo mucho que eres capaz, amigo o amiga, permíteme decirte que estás en el hoyo.
Si no te sientes capaz de demostrarle al resto del mundo lo mucho que vales, jamás serás capaz de demostrarte a tí mismo lo mucho que vales.
Si crees que el hecho de hablar en voz alta sería causa de molestia del resto del mundo, jamás escucharás la voz interna que sangra por hacer que tú mismo la escuches.
Así que reacciona en este momento y demuéstrale lo mucho que puedes ser no sólo al mundo, sino a tí mismo, a tu ser, que es quien más necesita que le demuestres lo mucho que eres, lo mucho que vales, lo mucho que puedes hacer, y, sobre todo, lo mucho que puedes quererlo. Después de todo, si no te quieres a tí mismo, nadie más te querrá.
Si después de leer esto te quedas sentado pensando en poder hacerlo y no ponerlo en práctica, perdóname, pero naciste para ser un imbécil. Si piensas hacer algo, entonces te ganarás mi respeto (~_~)
Documento originalmente publicado en whitepuma.net en abr 22, 2001.